La gama de los azules (celestes, aguamarina…) ayudan a que sintamos paz en casa; son colores que nos recuerdan al mar, a las vacaciones, al cielo y que a simple vista parecen fáciles de combinar. Sin embargo al decorar con azules el problema llega cuando no queremos convertir nuestro hogar en una especie de acuario. Hay que ser comedidos, y para ello, nada mejor que seguir nuestras ideas.
La clave está en colocar los azules en sitios clave. En un salón de paredes blancas las miradas se van siempre a los muebles y lo más importante que tenemos en el salón es nuestro sofá, así que en este caso, nada mejor que poner el punto de color en él (o ellos).
Lo mismo ocurre en una cocina. ¿Queremos combinar azul y blanco? Dejemos el azul para algún electrodoméstico, como la nevera, que además dará un aire popero a nuestra casa.
Si pasamos al dormitorio, os recomendamos lo mismo. Azul en dosis pequeñas. Aunque es algo que ocurre con el resto de colores y que debéis tener en cuenta. Si combináis un color con el blanco os terminaréis cansando de ese color intenso si es el dominante; hay que jugar, como decimos, con los detalles. Almohadas, un cuadro o las lámparas son perfectos para poner a prueba este estilo relajante.
Como veréis, hay muchos tipos de azules y muchas maneras elegantes de introducir un color en nuestro hogar. Simplemente hay que hacerlo en armonía para que cuando estemos en una habitación nos entren ganas de quedarnos en ella.
Fotos: finalarchitecture, iloveineed, pinterest
Via : http://www.estiloydeco.com/
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