Sin miedo al exceso ni a la mezcla. Así es como han decorado este apartamento de dos habitaciones junto al campo. La consigna parece ser no dejar ni un solo espacio vacío, y jugar sin pudor con muebles de IKEA, colocados junto a otros de diseño y piezas de anticuario.
En el salón, un sofá de factura contemporánea convive con una sobria butaca de madera pintada de azul y tapizada con tejidos diferentes y una clásica mesa de mármol. Las paredes se llenan con fotografías cuadros y espejos de diferentes épocas y estilos.
En otra pared, la chimenea se enmarca en un recargado papel pintado, sobre el que también se asienta la zona de escritorio. Aquí el mobiliario es sencillo, también de IKEA, pero customizado con unos pomos de diferentes.
Y en los dormitorios, más de lo mismo, combinación imposible de tejidos, mucho colorido y amalgama de muebles clásicos y contemporáneos.
El contraste es quizás mayor en el dormitorio infantil, presidido por un armario antiguo. Las paredes aquí se conceden un respiro. ¡Ya habrá tiempo a llenarlas con los años!
El único lugar un poco más sencillo es el cuarto de baño, pero los colores fuuers también predominan aquí.
Pese a todo, el resultado es acogedor y no resulta recargado. Todo es cuestión de estilo.
Visto en: Living etc.
Via : http://www.estiloydeco.com/
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